jueves, 17 de diciembre de 2009

Un año más


Hoy, cuando me desperté a la mañana, me puse a hacer un repaso.
Ustedes se preguntarán seguramente de que se trata el repaso del que hablo.
Bueno… Un repaso general. Empecemos por la primera idea que tuve, y es que se termina el año. Un año más. No es algo que nunca pasó seguramente. Es sencillo y normal. Pasa cada año.
¿Que frase tonta, verdad?
Pero es que en realidad aunque todos los años pasa, siempre en estas fechas, nos ponemos a hacer un balance de lo que nos ocurrió en el transcurso del mismo, y a la vez un balance, (es obvio), de lo que nuestra vida fue durante ese lapso.
Muchas veces pensamos que nuestra vida ha sido diferente a la vida de las demás personas. Pero, unos más y otros menos, llegamos a la conclusión de que a la mayoría de los mortales nos pasa lo mismo.
Eso sí, unos más y otros menos, la afrontamos de diversas formas.
Se nos presentan en el amanecer de cada día, un montón de perspectivas nuevas.
Cada amanecer es diferente, si, pero para todos igual.
Ayer el sol brillaba, el aire era cálido, los pájaros cantaban, el aroma de la naturaleza toda nos invadió simplemente con abrir la ventana y mirar afuera.
Hoy, no hay sol, hay una garúa tenue, el aire está húmedo, el paisaje está gris.
Sin embargo, depende de nosotros tratar de encontrar en el aire, en la lluvia, en el sol, en la naturaleza toda, la armonía de nuestro espíritu.
He aquí entonces la razón por la que dije que para todos es igual.
Seguramente que todos y cada uno vivimos diferentes situaciones.
El amanecer de cada día es una puerta que abrimos al mundo con nuevas esperanzas, con nuevas expectativas, y con una bolsa en cada mano. Una para descargar todo lo malo que guardamos de ayer, y otra para recoger todo lo bueno que seguramente encontraremos hoy.
Por eso, y volviendo al balance que fue el tema principal de esta nota, y que sin ninguna duda, no crean ustedes que todo fue positivo, pero tampoco negativo, he llegado a la conclusión que seguramente, tendré todos y cada uno de los días que quedan de mi vida un abrir la ventana cada mañana de expectativa.
Pero nunca abriré la ventana con la idea de que el día estará gris.
No me importa si brilla el sol, si hay nubes, si esta lloviendo, si ayer llovió, o si mañana lloverá o estará la mañana alegre.
Hoy, me importa, hoy vivo y doy gracias a Dios por hacerlo. Es un día más para disfrutar.
Lo que pasó en este año, bueno y malo, ya está. Ya pasó. Queda lo nuevo, lo por venir, y trataré de buscar lo mejor.
Seguramente, como todos los seres de esta tierra, será cada día una expectativa, una nueva ventana para abrir. Y allí estaré para abrirla, con esperanza, y con ánimo de seguir adelante.
Está terminando otro año. En pocos días va a comenzar uno nuevecito. Vamos juntos a recibirlo con fe.
¡Feliz año, queridos amigos! ¡A vivir!





































































































































































































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